Hace muchos años que Rifi y yo nos conocimos; llegó a la que, por más de 15 años, sería su casa con un miedo atroz a todo. Pero poco a poco fue cogiendo confianza y adquiriendo esa personalidad por la que siempre lo voy a recordar.
Llegó a ser un compañero exageradamente empático y comunicativo, siempre con ganas de entender y ser entendido. Poco a poco nos fuimos viendo crecer el uno al otro, hasta que un día me di cuenta de que aquel cadeliño que conocí siendo él más pequeño que yo, me había superado en edad y se había convertido en todo un señor.
Es genial ser partícipe de la evolución de toda una vida, con todos los cambios que esto conlleva, con las sorpresas, la paciencia mutua, las travesuras e incluso los enfados. Una relación larga e intensa con un ser único que, simplemente, te quiere y quiere entenderte y que lo entiendas.
Se van rápido, pero... se quedan!
ADOPTEN USTEDES!!